Rebrota Malasaña es una iniciativa social para reverdecer el barrio madrileño de Malasaña con jardines y huertos en sus balcones. Nuria y Laura son dos agrónomas socias de RojoMenta, además enamoradas del Barrio de Malasaña llevan a acabo desde el año 2014 este proyecto de dinamización en torno a la vegetación urbana, la jardinería y huerta ecológica en balcones.
Nos cuentan que el barrio tiene muy pocas zonas verdes públicas y sin embargo posee 36.000 balcones privados, si cada balcón al menos tuviera una planta ya tendríamos 36.000 plantas más para el barrio.
Es una iniciativa de generosidad el fomentar que la gente plante en sus balcones, privándose de luz para que disfruten sus vecinos y transeúntes. Para dar mayor promoción a su idea se pusieron en contacto con el grupo Urban Sketcher para plantear esta actividad conjunta, ya que la botánica y la ilustración siempre han estado muy ligadas.
En un paseo de una hora recorrimos los balcones más vistosos del barrio (nos dieron un plano con todos los balcones interesantes marcados). Nos explicaron las dificultades del proyecto y un poco de la vida de los propietarios de esos balcones.
El barrio es un ecosistema en sí mismo, con calles estrechas y mucha umbría, por lo que los vecinos se ven obligados a experimentar. Las plantas que mejor se adaptan son las crasas y las cintas, aunque también vimos geranios, plumas de santa Teresa, nísperos, incluso un sauce llorón.
Los vecinos se copian e intercambian esquejes. El uso de las plantas caducifolias es muy inteligente, porque en invierno dejan pasar la luz y en verano actúan como filtro.
En el concurso de balcones del año pasado participaron 19 personas y el objetivo de este año es duplicar la participación saben que es una carrera de fondo. Los premios son donaciones de los propios vecinos. El ganador del año pasado está en la calle Conde Duque 28, este año sus balcones siguen 'cuajaos' de plantas, sus canarios deben pensar que viven en una selva.
Fue divertido dibujar en ese barrio, todo el mundo se te para, pregunta y te cuentan del propietario, del barrio, de ellos...
Habrá que estar atentos a primero de junio, para ver el balcón ganador de este año.
Nos cuentan que el barrio tiene muy pocas zonas verdes públicas y sin embargo posee 36.000 balcones privados, si cada balcón al menos tuviera una planta ya tendríamos 36.000 plantas más para el barrio.
Es una iniciativa de generosidad el fomentar que la gente plante en sus balcones, privándose de luz para que disfruten sus vecinos y transeúntes. Para dar mayor promoción a su idea se pusieron en contacto con el grupo Urban Sketcher para plantear esta actividad conjunta, ya que la botánica y la ilustración siempre han estado muy ligadas.
En un paseo de una hora recorrimos los balcones más vistosos del barrio (nos dieron un plano con todos los balcones interesantes marcados). Nos explicaron las dificultades del proyecto y un poco de la vida de los propietarios de esos balcones.
El barrio es un ecosistema en sí mismo, con calles estrechas y mucha umbría, por lo que los vecinos se ven obligados a experimentar. Las plantas que mejor se adaptan son las crasas y las cintas, aunque también vimos geranios, plumas de santa Teresa, nísperos, incluso un sauce llorón.
Los vecinos se copian e intercambian esquejes. El uso de las plantas caducifolias es muy inteligente, porque en invierno dejan pasar la luz y en verano actúan como filtro.
En el concurso de balcones del año pasado participaron 19 personas y el objetivo de este año es duplicar la participación saben que es una carrera de fondo. Los premios son donaciones de los propios vecinos. El ganador del año pasado está en la calle Conde Duque 28, este año sus balcones siguen 'cuajaos' de plantas, sus canarios deben pensar que viven en una selva.
Fue divertido dibujar en ese barrio, todo el mundo se te para, pregunta y te cuentan del propietario, del barrio, de ellos...
Habrá que estar atentos a primero de junio, para ver el balcón ganador de este año.
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