El archipiélago de las Lofoten (en el norte de Noruega) está compuesto por un rosario de 2.000 islas –solo siete están habitadas todo el año.
La particularidad del paisaje es que los picos, que no superan los 1.200 metros de altitud, se desploman de golpe hasta el mar, donde forman fiordos profundos y bahías de arena blanca y agua turquesa resguardadas con casitas de madera pintadas de rojo o de ocre.
Fuera de las poblaciones, las cabañas de verano compiten por ofrecer la mejor perspectiva en enclaves de paz absoluta.
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