Gertrudis Gómez de Avellaneda

Gertrudis Gómez de Avellaneda
Nació el 23 de marzo de 1814 en la antigua ciudad de Santa María de Puerto Príncipe, hoy Camagüey (Cuba).

Su vida estuvo marcada por las desgracias: el fallecimiento de su padre y un casamiento apresurado de su madre la hicieron dejar su país y viajar a Europa, donde conoció a Victor Hugo, Chateaubriand y Lord Byron.

La muerte de sus dos maridos y el abandono de su amante cuando estaba embarazada de una niña que nació muerta colaboraron con su sentimiento depresivo y apasionado hacia el espiritismo y periodos de retiro religioso, aunque siempre contó con el apoyo de escritores como José Zorrilla, Fernán Caballero, José de Espronceda, o Alberto Lista; también recibió las críticas de personajes como Marcelino Menéndez Pelayo, que impidió que entrara en la Real Academia Española.

Escribió poesía, novela y teatro. Son importantes sus novelas Guatimozín, último emperador de México (1846) o El cacique de Turmequé (1860).
Su compromiso social se hace patente en Sab, la primera novela antiesclavista de las letras españolas.
Su poesía gira en torno al amor desdichado y pesimista, característica observable en algunos de sus sonetos más conocidos: A partir, A él, A la poesía, publicados antes de 1841 y recogidos en un libro de poemas en 1851.
En el teatro, pretendió fundir la tragedia clásica con el drama romántico pero sin caer en los excesos de éste, como en los dramas operísticos Saúl (1849) o Baltasar (1858).


Gertrudis fue considerada en su tiempo como una de las mejores expresiones del movimiento romántico. Sus personales circunstancias biográficas, su apasionado carácter, su generosidad y su marcada rebeldía frente a los convencionalismos sociales, que la llevó a vivir de acuerdo con sus propias convicciones, la apartan de la mayoría de las escritoras de su época, convirtiéndola en precursora del movimiento feminista en España.

Gertrudis Gómez de Avellaneda falleció en Madrid el 1 de febrero de 1873.


Pese a sus intentos, Gertrudis Gómez de Avellaneda nunca logró su sueño como dramaturga y poetisa. entrar en Real Academia Española de la Lengua. Ella no lo consiguió, pero su retrato sí lo logró temporalmente cuando la RAE se lo pidió prestado al Museo Lázaro Galdiano para celebrar el 300 aniversario de su creación.


Comentarios

  1. Gracias por ilustrar a un ignorante como yo, no concibo cómo no sabía nada de Gertrudis Gómez de Avellaneda, me dan ganas de profundizar más en su vida.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario