Obras en Plaza de Canalejas

Obras en plaza de Canalejas
Mi fascinación por los obras creo que empezó con la operación asfalto, en plena época estival, la llegada a la puerta de casa de unos rulos pesadísimos y los camiones de alquitrán, era el preludio de una noche de intenso trabajo a altas temperaturas para amanecer con una calle a estrenar, de un negro profundo y continuo sin manchas de aceite, cacas, chicles o escupitajos, que sólo unos pocos privilegiados disfrutaríamos: los no salen de vacaciones.

Gracias a Gallardón las obras continuaron en mi vida. El seguir día a día el desarrollo del Madrid Río, convirtió mi aburrido trayecto trabajo-casa en una gincana diaria de puentes provisiones y vías nuevas donde antes era campa. Cientos de camiones emergían de los túneles cargados de 'barrio' que acabaría en algún vertedero y poco a poco el barrio se vestía de sierra: toneladas de granito para pavimentos, muros y bancos. Ahora cuando pedaleo por los salones de pinos del Madrid Río creo estar en la Pedriza.

Deseando estoy de que me llegue la jubilación, no para calentar valla como hacen los abueletes de mi barrio, sino pasear entre el caos de escombros, tuberías y tecnología. Para mi los robots del futuro no son androides sino grúas, retroexcavadoras y palas autónomas.

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