As Burgas

Las fuentes termales de As Burgas son uno de los espacios más emblemáticos y queridos en la ciudad, directamente ligado a sus orígenes. Aquí nacería la antigua Aquis Aurienses («aguas de oro»), un asentamiento romano formado alrededor de estos manantiales mineromedicinales que hoy continúan manando a más de 60° C en el corazón del Centro Histórico.

As Burgas

Situada en pleno centro de la ciudad y al lado del emblemático monumento de Ourense conocido como As Burgas, la piscina termal ofrece la posibilidad de tomar un relajante baño en pleno corazón de centro histórico.

El agua mana a una temperatura de entre 60ºC y 67ºC, mientras que la temperatura para el baño es de 37ºC. Sus aguas son alcalinas, litínicas, fluoradas, silicatadas y ligeramente radioactivas. La piscina no se suelen utilizar con fines terapéuticos, sino mas bien como relax.


Información: www.termasourense.com

Historia


Desde que existe presencia humana en el valle, estos manantiales han sido aprovechados con fines medicinales, religiosos, lúdicos y prácticos de muy distinto tipo. Aunque antes de la romanización es seguro que los moradores de los castros vecinos los conocían y usaban, no será hasta la llegada de las primeras legiones que la zona de As Burgas empieza a desarrollarse, construyéndose edificios dedicados al mundo del agua. Las excavaciones arqueológicas han exhumado vestigios de una piscina-santuario del siglo I d.C. y numerosas piedras votivas que hacen referencia a una divinidad indígena, Revve Anabaraego, morador de los manantiales y responsable de sus propiedades terapéuticas. Los nombres grabados en las aras proceden de distintos lugares del occidente romano, lo que indica que As Burgas fue un centro de peregrinaciones en la antigüedad, y uno de los santuarios indígenas más importantes de la península.


Con el tiempo los romanos, que eran grandes aficionados a las aguas termales, construyeron junto al santuario una balnea, casa de baños donde se reunirían para discutir sus asuntos cotidianos al mismo tiempo que se relajaban en las reconfortantes aguas. Vestigios de ambos edificios, que convivieron en el tiempo, pueden visitarse hoy en los jardines del Centro de Interpretación.

En la Edad Media, época que se considera oscura en la historia del termalismo europeo, las fuentes de As Burgas siguen siendo aprovechadas por la población. Es la propia iglesia católica la que protege los manantiales, pues además de cumplir una importante función preventiva frente a la temida peste y otras enfermedades, eran un alivio para los peregrinos a Santiago de Compostela que por aquí pasaban. El carácter sagrado que les dieron los romanos perdura y se adapta a los nuevos tiempos, vinculándolo ahora a la figura del Santo Cristo, en la Catedral.

El calor natural que desprenden las fuentes supuso históricamente un gran ahorro frente a otras energías como la leña y el carbón. No es de extrañar que aquí se trasladasen las industrias artesanales de la ciudad. Primero fueron las panaderías, que en el siglo XIV comienzan a instalar aquí pequeños hornos que perdurarán durante siglos. Ya en el siglo XV se asientan también triperos, curtidores y lavanderas, ocupando pilones como el que había en la explanada donde hoy se sitúa la piscina termal. Las fuentes que hoy se ven, de los siglos XVII y XIX, denotan ya una conciencia de que As Burgas era un espacio singular y central en la ciudad, no solo para sus habitantes sino también para los viajeros, que en sus diarios y crónicas dejaron constancia unánime de la sorpresa y fascinación que les producía este extraño fenómeno.

La traza actual de As Burgas, declarado Sitio de Interés Cultural en el año 2007, obedece a un largo proceso de obras y reformas llevadas a cabo recientemente, y que hoy permiten disfrutar de este espacio en su plenitud: un punto de encuentro con la historia y la memoria de Ourense y una experiencia termal diferente que sorprenderá y enamorará.

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