Día de avispas en la campiña alta (Guadalajara), avispas como moscas de pesadas.
Quizás estabamos en su territorio: bajo una gran encina, en un campo de trigo segado, desde luego cuando llegamos no había ni una.
No picaban pero bebían con fruición las mezclas de acuarela, se bañaban en el agua, y se posaban constantemente en el pelo del pincel cuando pintabamos, un incordio. Poníamos cacharros con agua y fruta como alternativa, pero preferían estar entre las pinturas (que buena idea la de los fabricantes de acuarela de aglutinar con miel y azúcar). No nos picaron y ninguna avispa murió por inmersión ese día, aunque se llevaron un buen chute de cadmio y cobalto.
Los bocetos previos me gustan mucho.
ResponderEliminarGracias JoseManzanaro
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