El Gran Canal

Amanece en el Gran Canal

La actividad turística en Venecia se ha paralizado por el confinamiento al que obliga el coronavirus.

Pocos vecinos quedan en la Serenissima por la gentrificación -población desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor, en este caso, para el uso del turismo-. Los residentes que resisten se asombran de ver transparente el agua de los canales.

El turismo de masas es la principal fuente económica de esta ciudad flotante. No obstante, el ecosistema sufre las agresivas consecuencias de la masificación: como la erosión de los edificios o la contaminación de sus aguas.

En estos días de aislamiento preventivo, los residentes han visto algo insólito: peces nadando en el agua limpia y cristalina. Un efecto resultado de la reducción del paso de embarcaciones turísticas por las ‘calles’.

El aspecto del agua volverá a ser opaca tras la cuarentena, cuando la actividad de la ciudad vuelva a la normalidad. La controversia con los barcos destinados al turismo se mantiene desde años atrás. Varias asociaciones como Centro del Proyecto Venecia registran datos sobre la amenaza ambiental que supone saturar la ciudad de turistas. Mientras que sus defensores, -entre ellos el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro-, resaltan el empleo que genera el turismo.

La ciudad de eterna inspiración con apenas 50.000 habitantes recibe más de 30 millones de visitas al año.

fuente elpais.com

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