André Kertész

Desde sus inicios, el fotógrafo André Kertész (Budapest, 1894-Nueva York, 1985) parece haber descubierto y establecido que la fotografía en blanco y negro por su naturaleza iba a convertirse en mucho más que un simple modo de figuración y que la forma en que la fotografía en  blanco y negro representa las cosas la convierte en un modelo de intelección del mundo. Y no solo porque la fotografía -heredada en este sentido de la pintura- fragmenta el mundo, lo encuadra lo inmoviliza y lo reduce a dos de sus tres dimensiones naturales, sino también porque el blanco y negro opone a los colores de las cosas una gama abstracta de transposiciones que va del negro absoluto al blanco deslumbrante. 
 
Wall Street District
Wall Street District, 1963

 

 El rasgo característico de André Kertész es la inmersión. La visión en inmersión baja el punto de fuga, eleva los fondos, los sitúa en lo alto de la imagen: lo contrario de la ilusión de una perspectiva natural que superponía los planos y los escalonaba hasta un fondo ficticio (que la pintura, desde Leonardo, rodeaba de una niebla azulada).

Proceso

 

La perspectiva "desde la ventana" o desde un poco más arriba es como la mirada que se tiene en el teatro desde el piso principal: la que capta mejor los movimientos y las intenciones.  La visión desde arriba es una visión urbana, en la que el cielo ocupa necesariamente poco espacio y el suelo mucho. 

Al mirar su obra se diría que el fotógrafo se había persuadido muy pronto de que las cosas solo se ofrecen al que sabe mantener una distancia. Porque entonces todo se vuelve claro, fácil, descifrable. Y el mundo, en realidad, no es más que un gran libro.

Danièle Sallenave

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