El Rostro de Miguel de Cervantes

Existen multitud de retratos sobre Miguel de Cervantes, entre ellos el archifamoso óleo atribuido a Juan de Jáuregui que cuelga en las paredes de la Real Academia de la Lengua. Sin embargo, ninguno de ellos es una representación auténtica hecha en vida al ilustre literato. Todos se basan en la descripción de sí mismo que trazó Cervantes en 1613 en el prólogo al lector de sus «Novelas ejemplares».

Miguel de Cervantes
«Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos estremos, ni grande ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de "La Galatea" y de "Don Quijote de la Mancha"...»

De Lope de Vega, Góngora o Quevedo se sabe cómo fueron, pero se ve que ni el editor de las «Novelas Ejemplares» ni ningún otro editor de las obras de Miguel de Cervantes gastó ni un maravedí en un grabado que mostrara al autor que con el tiempo se consideraría la máxima figura de la literatura española. El retrato más fiel del escritor sigue siendo el que él mismo trazó de su puño y letra: «Éste que veis aquí, de rostro aguileño...».

Fuente: https://www.abc.es

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